sábado, 17 de marzo de 2012

SocióPolis


¿Cómo será la sociedad que se asoma a este tercer milenio? ¿Qué significa hoy la ciudad? / Bienal de Venecia



En medio de un debate sobre la ciudad, con sus incongruencias y las interpretaciones erróneas de la sustentabilidad y el manejo equivocado de lo “verde” que generalmente termina en elementos cosméticos, encontramos esfuerzos realmente importantes como SocióPolis, un proyecto impulsado por la Generalitat Valenciana para la construcción de un nuevo modelo de barrio de vivienda asequible, siguiendo a la tradición moderna de investigar y proponer nuevos entornos habitables que respondan a la sociedad de cada época. Vicente Guallart , Director del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña comenta que “ante una sociedad global, cada día más uniformizada, el reconocimiento de los valores culturales y paisajísticos propios de cada territorio en una cuestión fundamental para transferir calidad de vida a sus ciudadanos y afirmar una identidad propia que permita obtener una ventaja competitiva” y afirma lo que no vemos en nuestro medio: que “más que construir viviendas, debemos crear entornos habitables en los que se resuelvan las diferentes cuestiones que garantizan la habitabilidad de los ciudadanos a diferentes escalas: el barrio, los edificios y las viviendas. Sociópolis como actuación integrada que es, permite proponer un nuevo modelo de desarrollo urbano "disdenso" (discontinuo y denso), en el que la ciudad y el parque se construyen como un todo, en el que sus edificios resuelven nuevas cuestiones funcionales, tecnológicas, y ambientales, y proponen tipologías de viviendas especificas que responden a las necesidades de las unidades familiares de nuestro tiempo. El proyecto SocióPolis promueve la construcción de viviendas sociales que respondan a las necesidades de las nuevas unidades familiares (como jóvenes emancipados, personas mayores, familias monoparentales, etc.), tanto en propiedad como en alquiler, en un entorno urbano calidad en el que las zonas verdes y los equipamientos estimulan la interacción social y la arquitectura de calidad impulsa la excelencia urbana. Dietmar Steiner, director del Arkitertur Zentrum de Viena dice que “el enfoque socialmente integrador de SocióPolis es nuevo, está muy conectado con la arquitectura socialmente comprometida e incluso experimental. Se está desarrollando la imagen de una ciudad con la última tecnología de construcción, que integra la tecnología de la información contemporánea y sitúa las viejas prioridades de mezcla e integración funcional en un nuevo contexto.
SocióPolis ha logrado un avance urbanístico decisivo, aunque como defensores del "paisaje urbano" -un término que se ha situado cada vez más en primer plano del debate en los últimos tiempos. El enfoque inicial consistió en mirar la ciudad más como un modelo integrador del sector público y el privado, y la clave consistía también en conectar espacio urbano y espacio natural. Cuando la propia ciudad es vista subsiguientemente como paisaje, entonces sólo hay que dar un pequeño paso más para integrar las cualidades del campo, de las tierras agrícolas y también de la propia ciudad”. La oportunidad que parece que estamos a punto de perder, y que habíamos comentado hace unos años, de contemplar el trinomio Tecate-Tijuana-Rosarito desde la perspectiva de paisaje urbano es precisamente lo que SocióPolis promueve. Izaskun Chinchilla, Profesora Asociada de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid sintetiza claramente el problema actual: “Observando la arquitectura reciente, casi a nivel mundial, es fácil concluir que la sostenibilidad juega papeles muy distintos en el proceso de proyección de los diferentes arquitectos. Es una moneda extranjera, el comodín de una baraja oriental o un fetiche mal catalogado. La usamos, la intercambiamos, la acompañamos de argumentos pero no sabemos con precisión cuánto vale ni para qué sirve. Algunos han usado la sostenibilidad como excusa. Es decir, han ocultado una baja calidad arquitectónica bajo premisas verdes que se han convertido en argumento absoluto y en móvil demagógico. Tendemos a no comprar los libros que se titulan "Green Architecture" porque describen edificios horribles tardorománticos, nostálgicos o inflamados tecnológicamente. Otros arquitectos la sazonan con timidez como elemento decorativo en un gran menú de diseño sin constatar que la sostenibilidad no es como un buen vinagre sino como la estructura general de una dieta. Es decir, las fachadas llenas de hierbitas, las cubiertas con flores y los sombreritos de captación fotovoltaica son guiños que se agradecen pero que nunca remediaran los excesos de una dieta rica en grasas”. Se hace necesario iniciar un debate cuantitativo y cualitativo en torno a los elementos más importantes con el propósito de acercarnos a un desarrollo sostenible en nuestra región. Concentrando esfuerzos en áreas no prioritarias, invirtiendo en soluciones inmediatas de corto plazo, no abriendo espacios de reflexión, el futuro se vislumbra nebuloso. Termino con este comentario: SocióPolis es un asunto tras el cual surge la posibilidad de que exista la política, de que la arquitectura provoque un acontecimiento público.

Las exposiciones como lugares de encuentro.


“Los museos están a medio camino entre Disneylandia y la Iglesia”. Mijaíl Piotrovsky, director del Ermitage.

Samuel morales, investigador del Instituto de investigaciones estéticas de la UNAM, escribe en la presentación de las memorias del ciclo de conferencias Pláticas a Detalle, que están a punto de salir al público, y que se llevan a cabo en el Centro Cultural Tijuana donde se han presentado curadores, artistas y directores de museos, que los lugares de exposiciones en la actualidad requieren ser más polisémicos, esto es, que “el Museo actual está llamado a ser un lugar de encuentro, un laboratorio, un espacio abierto a nuevas posibilidades. Todo lo que el Museo realice a favor de la polisemia, abrirá los canales de recepción e interpretación de los públicos. En este sentido las conversaciones con artistas, los paneles de discusión con gente del arte y especialistas de otras disciplinas favorecerá la generación de lecturas múltiples. Lo importante es que el público no solo escuche sino manifieste una posición activa a través de la replica, el disentimiento, la duda, la pregunta, la opinión propia argumentada; y a su vez el museo se abra no solo a mostrar objetos artísticos, contextualizados o procesos cerrados sino permita que el público participe y actué en la configuración de discursos y procesos. Mijaíl Piotrovsky, director del museo del Ermitage, en San Petersburgo, Rusia, en una reciente entrevista comenta que las decisiones guiadas por el arte, en la política, son provechosas, incluso en la economía, hablando de la importancia de los museos. Y afirma que debemos acercarnos más a lo sagrado del espacio expositivo porque nos hemos movido demasiado al espectáculo. Y escuchamos con frecuencia esta tendencia de convertir las exposiciones en un asunto teatralizado y dejarlas a un lado como espacios de reflexión y encuentro. En donde entra en juego la perspectiva de la teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, clave en el diseño museográfico, donde se dice que cada uno de nosotros necesita realizar distintas actividades para poder pensar, por ejemplo, algunos lo harán con palabras, otros con imágenes, otros manipulando cosas, otros a través de estructuras lógicas y otros confrontando ideas en un diálogo con otros. Esto permite ampliar de manera significativa el rango de posibilidades expresivas e invita y permite la experimentación en lo que concierne a la comunicación. Colin Tweedy, director de Art & Business en Reino Unido, en otro artículo reciente afirma categóricamente que “las visitas masivas matan al arte” y predice el fin de las macro exposiciones porque han enterrado el placer estético. Y en concordancia con Piotrovsky, hay que cuidar la participación de las empresas en las exposiciones, y dice que poner un anuncio de Coca Cola en un palacio de Venecia no es un patrocinio, es pagar por un anuncio. Habla que no todo vale para tener dinero para la cultura, se corre el riesgo de convertirla en espectáculo, como lo mencionamos con anterioridad. Las empresas deben involucrarse con el arte de una manera más profunda desde el potencial del arte como un ejercicio comunitario. Las prácticas del arte están cambiando al ritmo que cambia la sociedad y sus preferencias, al ritmo que cambia el público como consumidor del arte, dentro o fuera de un edificio o espacio público. El arte debe generar encuentros, como lo comenta Samuel Morales, posibilidades de relación y nuevas dinámicas que acerquen al observador, el artista y el mismo espacio. Es interesante cómo en la ciudad de Tijuana, comienzan a generarse acciones en torno al arte que permiten generar discusiones, acciones, intercambios de ideas, en una palabra una mayor interacción del ciudadano con el arte. Como dice Nicolas Bourriaud, en su estética relacional, que “no se puede considerar a la obra contemporánea como un espacio por recorrer (donde el "visitante" es un coleccionista). La obra se presenta ahora como una duración por experimentar, como una apertura posible hacia un intercambio ilimitado. La ciudad permitió y generalizó la experiencia de la proximidad: es el símbolo tangible y el marco histórico del estado de sociedad. El arte es el lugar de producción de una sociabilidad específica: queda por ver cuál es el estatuto de este espacio en el conjunto de los "estados de encuentro" propuestos por la Ciudad. ¿Cómo un arte centrado en la producción de tales modos de convivencia puede volver a lanzar, completándolo, el proyecto moderno de emancipación? ¿De qué manera permite el desarrollo de direcciones culturales y políticas nuevas?”. De nuevo el arte como el medio para una nueva utopía.

Ciudad, seguridad y cultura


La planificación urbana se diluye en mera anécdota si no la entendemos como aquel proceso que permite ordenar y construir ciudad, poniendo en relación espacio urbano y social en el tiempo. Algunas ciudades (Barcelona, Curitiba, Medellín, Rosario) lo entendieron así en algún momento de su historia. No se trata de ciudades perfectas, ni menos aún de gobernanzas inmaculadas, se trata de entender que la ciudad es una construcción compleja en el tiempo y que su transformación debe establecerse a partir del consenso de los que habitan diariamente para proyectar objetivos comprometidos con el futuro. Celina Caporossi, catedrática de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

En el estudio sobre percepción de seguridad, victimización y cultura ciudadana: sus relaciones en cinco contextos iberoamericanos, José Ignacio Ruiz de la Universidad Nacional de Colombia y Luis Alfredo Turcios de la Universidad Tecnológica de El Salvador advierten que el miedo al delito es uno de los temas sociales a los que debe dar respuesta la política de los países, por sus posibles repercusiones en los ámbitos públicos de la salud, la economía y la interacción de los ciudadanos con el sistema de justicia. Niveles altos de miedo al delito pueden afectar la conducta social en el espacio público, alimentar los sistemas de vigilancia privada, las formas privadas de justicia y amenazar la democracia a favor de alternativas que prometen seguridad. Este trabajo halló que una mayor Cultura Ciudadana se asocia principalmente con mayor satisfacción con la policía, con mejor balance de clima emocional, menos temor al delito y, en menor grado, con menor victimización personal. Retomando la definición de cultura emitida en la Conferencia Mundial sobre Política Cultural, realizada en México en 1982, como "el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan una sociedad o grupo social. Ello engloba, además de las Artes y las Letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias", La Ley General de Cultura de Colombia la define así: "Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias". En otras palabras, cultura es todo lo que hacemos, es todo lo aprendido a través de la socialización, es el comportamiento que se refleja a través de las tradiciones, costumbres, idiosincrasia, etc. y que surge en la medida que las sociedades evolucionan, por lo tanto, es una expresión cambiante, a la vez que es interdependiente, es un reflejo de la estructura económica y permite a los individuos miembros de una sociedad diferenciarse de los otros, identificarse con los propios, llevando de esa manera a la formación de una conciencia individual y social. Es la manera total de vivir de un pueblo, el legado que el individuo recibe de un grupo. Resumiendo todo lo anterior, la cultura es un lugar de encuentro que permite el diálogo con la diversidad, es, a su vez, un espacio de búsquedas colectivas y la formulación de un proyecto futuro para los grupos humanos. Por otro lado y para dejar claro los términos llegamos al concepto Cultura Ciudadana, puesto en marcha por el entonces Alcalde de Santa fe de Bogotá y ex candidato presidencial en las pasadas elecciones en Colombia, Dr. Antanas Mockus en su primer período de gobierno municipal (1994-1997), y se materializó en el plan de desarrollo "Formar Ciudad" como una de las seis prioridades del mismo. Desde entonces, la Cultura Ciudadana ha sido entendida como el conjunto de los comportamientos, valores, actitudes y percepciones que comparten los miembros de una sociedad urbana y que determinan las formas y la calidad de la convivencia, influyen sobre el respeto del patrimonio común y facilitan o dificultan el reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos. Encontramos varios planes que abordan el concepto de cultura ciudadana: El Programa Cultura Viva: Hacia una seguridad sostenible en la Delegación Venustiano Carranza, en la ciudad de México en 2006 y que toma como fundamento básico la Seguridad sostenible: políticas que consideran la desigualdad social como la causa fundamental del delito y buscan minimizar todos los tipos de exclusión (territorial, social, cultural, de edad, género, etc.). Se concentra en la atención de las causas del delito como una medida que en el largo plazo puede transformar positivamente la sociedad. En seguridad sostenible se privilegian 4 áreas de trabajo: Urbanismo, promoción de la cooperación de los habitantes en la cualificación de los espacios públicos y la mejora de la vivienda, así como la regeneración del hábitat en zonas marginales para proporcionarles visibilidad y dignidad. Cultura, creación de un ambiente de seguridad mediante actividades para la población que favorezcan la integración ciudadana. Acción socioeconómica y educativa, acciones preventivas tendientes a generar empleo in situ, disminuir la deserción y ausentismo escolar, generar programas de formación para los sectores más vulnerables de la población. Innovación política y legal, cambios normativos, organizativos y de gestión, propios de la modernización administrativa, enfocados al acercamiento del gobierno local a la gente y la resolución de los problemas. El plan de Desarrollo 2001-2004 "Bogotá para vivir todos del mismo lado", contempló como uno de los seis objetivos del plan, el objetivo de Cultura Ciudadana. En Medellín, Colombia el actual alcalde con un fuerte convencimiento de la necesidad de presencia institucional en los barrios, y como un refuerzo a la Cultura Ciudadana, dijo: “estamos decididos a no dejar ni un rincón de la ciudad solo”. Y agregó: “Caminaré esta ciudad, rincón por rincón, para identificar dónde están las bandas delincuenciales” y lanza el proyecto de los centros de atención inmediata, los CAI Periféricos, espacios técnicamente funcionales que se convierten en nuevos referentes urbanos, los cuales a su vez dignifican y generan sentido de pertenencia entre los habitantes de los sectores donde se localizan. De esta manera, la Administración Municipal actual contribuye a generar sentido de pertenencia de los residentes con sus zonas de influencia, y la arquitectura se vuelve plataforma para que los ciudadanos tengan un espacio para la cultura, el civismo, y el sano esparcimiento. Servirán de apoyo a los organismos de seguridad y de justicia para prevenir y contrarrestar las actividades delictivas y promover la convivencia en la ciudad. Se caracterizan por estar ubicados en el perímetro urbano de la ciudad y por el faro o chorro de luz dirigido hacia el cielo. Por su ubicación estratégica facilitará que las autoridades tengan una visual amplia de diferentes sitios de los barrios y así poder actuar de manera rápida para atender los requerimientos de seguridad de la ciudadanía. Los CAI Periféricos (Centros de Atención Inmediata) parten del concepto arquitectónico de “edificios públicos como íconos barriales” donde la arquitectura es también protagonista en el paisaje y se generan referentes de ciudad que dinamizan los barrios. En fin, encontramos que en lo que respecta a la ciudad, seguridad y cultura la diferencia la hace el concepto y la acción, actuar… hacer… es la diferencia.

La ciudad es la sociedad construida


…no hablo de la ciudad sino de aquello en lo que a través de ella nos hemos convertido.
Rainer-María Rilke, Diario Florentino


Quiero compartir una anécdota que relata la escritora Elvira Lindo en el diario El País a propósito de su participación en la Feria del Libro de Guadalajara. Nos comenta de su fortuna de compartir mesa redonda con José Alberto Gutiérrez, conductor de un camión de basura en la ciudad de Bogotá, Colombia. Narra José Alberto que mientras hacía su recorrido habitual, vio que en el suelo alguien había dejado un ejemplar viejo de una novela de Tolstoi. Se lo llevó a casa. Su señora modista, se encargó de restaurarlo amorosamente, como quien zurce una prenda delicada. De pronto se le ocurrió a José Alberto la idea de recoger todos los libros que encontrara en su paso. Sus colegas barrenderos ayudaron en esta tarea sirviéndole de cómplices. Le gritaban “! José, libros!” y se los colocaban en el asiento de al lado. A la fecha José ha recogido miles de volúmenes que han pasado por las manos de su esposa. En un primer momento colocaron los libros en la planta baja de su casa. Allí empezaron a acudir mujeres y niños de su barrio, cuando los libros no cabían consiguió otros tres locales que se convirtieron en bibliotecas. La biblioteca fue apropiadamente bautizada “La Fuerza de las Palabras". Era la primera vez que José se subía en un avión y era la primera vez que José hablaba en público su experiencia. En su biblioteca hecha de libros tirados por otros hay una colección de ocho tomos sobre la primera y segunda guerras mundiales, un par de enciclopedias completas de Salvat y Cumbre, y antologías exclusivas de obras de Borges y Cortázar. José Alberto explica que “lo único que me interesa es que se acabe la ignorancia en este planeta. Y cuando acabe la ignorancia, seguramente va a haber paz en el mundo”. La construcción de un espacio igualitario en la ciudad supone ir contra corriente, vencer muchas resistencias, desde la falta de crítica y el menosprecio de los problemas sociales generados por el modelo urbano actual. Es necesario ir actuando simultáneamente sobre todas las fases del proceso para poder invertirlo. Partiendo de la propia ciudadanía desde donde debe surgir la crítica al modelo de ciudad, incidiendo en el marco legislativo y normativo para que acoja los cambios necesarios e interviniendo en la planificación urbana y territorial en todas las escalas. Una nueva forma de pensar la ciudad, de pensar sobre la calle y sobre la vivienda va a conducir a nuevas propuestas y actuaciones. El cambio en la percepción de las necesidades, la nueva jerarquía de valores y, sobre todo, el objetivo prioritario de construir un espacio a la medida de todos, conduce inexorablemente a fórmulas distintas de las que actualmente se están manejando y a plantear actuaciones novedosas tanto en la construcción del espacio público como privado, donde el ciudadano es el motor principal de las acciones. Al respecto celebro la iniciativa de Reacciona Tijuana, que pasa a otra etapa de trabajo en coordinación con el GET, el apoyo de SEDESOL, Tijuana Calidad de Vida, Fundación que Transforma, alumnos de la UPN, alumnos de artes plásticas de la UABC, amigos y voluntarios, donde las acciones colectivas generan cambios importantes en el entorno. Y la frase de Reacciona Tijuana: “Hay que sumar, para demostrar que funciona un proyecto que surge de las necesidades reales de la gente”, lo dice claramente. Paco González en Ciudad Viva lo aclara: “Las distintas prácticas de los ciudadanos son las que redefinen el propio concepto de ciudad y ponen en crisis las convenciones históricas de la ciudad. Es en estas prácticas dónde encontraremos respuestas para esta crisis”. Más “José Albertos” en la ciudad.

El poder de la imaginación


“Sentir arraigo es probablemente la necesidad más importante y menos reconocida del alma humana.” Simone Weil

Hay una tendencia a confundir la participación pública con el empoderamiento de la comunidad. La participación envuelve actividades como compartir información sin que esto involucre toma de decisiones del ciudadano. Por otro lado el empoderamiento supone compartir el poder de decisión entre iguales. Alguien ofrece compartir el poder de tomar decisiones y esta parte debe contar con el deseo, las herramientas y la base legal para compartir ese poder. Puede darse el caso de dos organizaciones que deciden compartir el poder de decisión para lograr un fin común. El empoderamiento, precisamente, fue el eje principal sobre el que se basó el proyecto Imaginando Durban: diversos actores dispuestos a compartir el poder y asumir riesgos, con un sentido de apertura a las ideas, a la experimentación y cometiendo errores, entendiéndolos como parte del proceso, lo contrario a una postura burocrática de protegerse la propia cabeza o cubrirle las espaldas al otro. Durban, una población enclavada en el municipio de eThekwini, en Sudáfrica, que ante la inminente Copa Mundial 2010 de fútbol soccer y siendo elegida sede de la misma, decide implementar un plan a partir de reconocer que las futuras ciudades son el resultado de imaginarlas, y creando una liga entre la imaginación y la planeación con acción lanzan Imaginando Durban, un proceso de aprendizaje continuo a través de la acción. Ya tenía antecedentes de una ciudad preocupada por su futuro: En 1998, ganó el premio de la Organización de las Naciones Unidas a la Ciudad Mejor Administrada de África. El reto fue transformar Durban en una ciudad verdaderamente sustentable esforzándose por alcanzar áreas y temas estratégicos:
Crear una ciudad más segura,
Asegurar una ciudad más ecológicamente sustentable.
Promover una ciudad más accesible.
Crear una ciudad donde todos pudieran disfrutar de barrios sustentables.
Fomentar una ciudad más solidaria y empoderada.
Celebrar la diversidad cultural de la ciudad, su historia y su herencia.
La ciudad deja su experiencia en una publicación llamada El poder de la Imaginación, plan a largo plazo para la sustentabilidad de la ciudad, una crónica del proceso que incluye 50 lecciones desde Durbam. Hay dos observaciones importantes hechas por el Centro Internacional de Ciudades Sustentables-ICSC, con sede en Canadá, socio estratégico del proyecto: la primera que la esencia de un plan de largo plazo debe partir del futuro deseado para la ciudad, más que en estadísticas y escenarios previamente construidos. Ver la ciudad en una perspectiva de 50 a 100 años o varias generaciones se requiere para una visión de la ciudad, una perspectiva a 30 años para elegir las estrategias a seguir y un plazo de 5 años para planes concretos con presupuesto y programas y la segunda es la necesidad de demostrar acción mientras se construye la visión para construir confianza en la ciudadanía. Muchas veces los procesos de la participación pública están llenos de metas y aspiraciones que levantan expectativas y al final terminan en archiveros o mamparas de exhibición destruyendo la confianza y las expectativas y evitando que la gente participe en el futuro. Un punto de partida importante fue la consulta para determinar las preocupaciones y los sueños de los ciudadanos. Se utilizaron postales donde se preguntaba qué les gustaba y qué no les gustaba de su comunidad, se repartieron en bibliotecas, centros cívicos y restaurantes populares de la ciudad. También se repartieron en escuelas primarias, secundarias, preparatorias y universidades, a inversionistas y consultores y algo que fue esencial: a personas de la tercera edad cuya experiencia fue de incalculable valor. Dejo las 10 lecciones más importantes: 1. Nunca vayas solo, asóciate!, la participación de organizaciones de la sociedad civil asociadas con el gobierno es esencial. 2. Concéntrate en el aquí y el ahora, aunque parezca increíble lograr un plan a largo plazo implica concentrarse en el corto y mediano plazo 3.Hay que estar seguro que todo el proceso está debidamente apoyado, y esto requiere de un fuerte trabajo previo para lograrlo, 4. Movilizar a los niños, su interés por el futuro crea entusiasmo y ayudan a concentrase en los esfuerzos, ( aunque a nuestro editor no le gusten ) 5. Ser asertivo, no tener miedo de experimentar, aquí cabe la frase de que es mejor pedir perdón que pedir permiso, 6. Hacer ALTO! Criticar, evaluar y después continuar, no esperar hasta el final para evaluar, evaluar constantemente durante el proceso, 7. Hacer lo que se dice, no desestimar el poder de cumplir la palabra, 8. Comunicar, comunicar, comunicar, aún teniendo las herramientas adecuadas para comunicar esto puede hacer o deshacer el proyecto, 9. Asumir nuevas oportunidades en el camino que generen sinergias, no perder de vista nuevas iniciativas que fortalezcan el proyecto y 10. Creer en el proceso, hay que aprender a tener fe en nuestros proyectos. Y como pueden ver los procesos para construir una ciudad sustentable es muy similar a construir nuestros propios futuros.

Inversión en cultura


“Invertir en cultura significa tener territorios sin miedo “
Paulina Urrutia, ministra presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en Chile



Claude Mollard, ingeniero cultural, afirma que “los políticos piensan que invertir en cultura es inútil. Se equivocan”, y estoy de acuerdo. Si tan sólo analizamos las gestiones sobresalientes en política a nivel nacional, estatal y municipal en todo el mundo, sobresalen aquellas donde la cultura va por delante y permea todos los ámbitos de la gestión política. No es casualidad que a Sergio Fajardo ex alcalde de Medellín, Colombia, se le nombró como el mejor presidente municipal del país o al alcalde de Barcelona, España, el mejor presidente municipal del mundo. Ambos asumieron como prioridad una política conducida por la cultura, dando sentido y pertinencia a su gestión, gestando una nueva ciudadanía más crítica, más participativa y más responsable. En 2004 el presupuesto enviado por el presidente Fox implicó una caída de 14.54 por ciento en el gasto para el rubro. El presidente Felipe Calderón propuso a la Cámara de Diputados un presupuesto para la cultura que, en términos reales, es menor en 2 mil millones de pesos al ejercido en el último año de Vicente Fox. Para hacer frente a la demanda cultural, que va de la mano con la demanda turística, hay que invertir en cultura. Todo esto es posible con un esfuerzo presupuestal que es muy reducido: en Francia el gasto en cultura representa el 1% del presupuesto del Estado. Y rinde diez veces más: 65 millones de turistas por año representa una cifra promedio de 70 mil millones de euros. La inversión en cultura no genera pérdidas sino que, al contrario, brinda beneficios sustanciales. En cincuenta años se podrá distinguir los países que se han desarrollado comprendiendo el principio de invertir en cultura de aquellos que no. Claude Mollard considerado “padre” del Centro Pompidou, alto asesor del gobierno de Mitterrand y pionero de la gestión cultural en Francia durante los años 1980-1990. Autor de diversos libros sobre la importancia del Estado en la cultura, afirma que todo lo que contribuye a desarrollar modos de financiamiento de proyectos culturales es bueno en sí, ya que estos proyectos, que miden el dinamismo de un país, carecen siempre de dinero para su ejecución. Las deducciones fiscales son uno de los instrumentos que permiten a las empresas soltar dinero para la cultura, sobre todo cuando ellas no lo hacen espontáneamente.
El peligro del mecenazgo es que fragiliza las inversiones en cultura: en períodos de crisis por ejemplo, y a pesar de las leyes, estas ayudas van a recortarse, poniendo en peligro las instituciones culturales que estas mismas empresas contribuyeron a crear. No creo entonces que el mecenazgo deba cubrirle las espaldas a un Estado avaro en lo cultural. Los dos modos de intervención son necesarios y complementarios. Pero la inversión pública debe ser prioritaria en los campos culturales que nunca serán rentables, como la formación artística, las ayudas a los jóvenes creadores de sectores menos favorecidos, las ayudas a la investigación.
"Hay gobiernos que afrontan la crisis económica haciendo severos recortes en el área de cultura. El de España no sólo intenta que esos recortes sean menos severos, sino que la cultura y el conocimiento sean esa palanca que permita el cambio, la transformación y nos dé este impulso para ese nuevo modelo de economía más sostenible", dice la ministra de Cultura, Ángeles González-Sin, “Sabemos que la cultura, además de comunicar valores, ser un referente y de proporcionar un diccionario a los ciudadanos con el que traducir a su experiencia vital los conflictos y los desafíos nuevos de esta sociedad tan cambiante, genera empleo, economía, y nos va a conducir un futuro mejor a todos los ciudadanos".

El espacio subyugado…la teoría del agujero pegajoso


"Lo que se comprende en un abrir y cerrar de ojos no suele dejar huella"
André Gide


Subyugar. tr.-prnl. Avasallar, sojuzgar, dominar poderosa o violentamente.
A propósito del taller que se lleva a cabo en el Centro Cultural Tijuana-Cecut por el arquitecto Arturo Ortiz Struck denominado Heterotopías: reflejos de lo cotidiano en el espacio público, un concepto que elaboró el filósofo Michel Foucault que habla de “el espacio en el que vivimos [...] es un espacio heterogéneo. En otras palabras, no vivimos en una especie de vacío, dentro del cual localizamos individuos y cosas. [...] vivimos dentro de una red de relaciones que delinean lugares que son irreducibles unos a otros y absolutamente imposibles de superponer.”. Éstos son espacios que están ni aquí ni allí, que es simultáneamente físico y mental, por ejemplo el espacio de una llamada telefónica o del momento en que usted se ve en el espejo. Me remite a una definición del espacio que he estado trabajando desde hace un tiempo y que por cierto no había escrito de manera pública: el espacio subyugado, el espacio subyugado por la dictadura de lo trivial, el espacio que nunca nos recibe, que pierde su identidad bajo el peso de una velocidad de la que hemos perdido el control. Espacios que han perdido la capacidad del silencio, inhóspitos, como describe el mundo Josep Quetglas en Arquitecturas de la indeterminación: “Vivimos en un mundo inhóspito. Aquí inhóspito no quiere decir yermo. No estamos en un desierto, a nuestro alrededor no hay ningún campo de ruinas, ningún montón de escombros va creciendo ante nuestros pies. No somos románticos, al contrario: nos sabemos viviendo en un paraíso inagotable, incolmable de objetos y maravillas. Da gozo cuanto hay. Inhóspito quiere decir inhospitalario. Las cosas que hay a nuestro alrededor no nos acogen, no permiten que vayamos hasta ellas para apoyarnos. Son riquísimas, hermosas, vivas, pero no nos aceptan. Cézanne decía de las cosas que eran esféricas. Él veía esferas, conos y cilindros por todas partes, en cualquier sitio donde enviara su mirada. Un mundo hecho todo él de superficies convexas, de objetos puestos de espaldas, donde no hay abierta ninguna concavidad para recoger la mirada”. Parecería un texto que habla del espacio sublime pero en esta forma de representación más bien señala su fin. Un espacio sublime que anuncia su decadencia. Al desconocer la percepción estética del espacio este se vuelve un espacio subyugado, dependiente de su propia percepción. Hay un texto de Julio Cortázar, “Teoría del agujero pegajoso” donde encuentro casualmente la clave de lo que denomino el espacio subyugado: “Hasta los quince años no hubo nada. Solamente un agujero rodeado de amor materno y tricotas y tablas de aritmética y partidos de fútbol. Una mañana, el agujero (…) se dio cuenta de que había que hacer algo para no reventar como una pompa de jabón (…) así que se volvió pegajoso (…). Atrapó primero unas pelusitas de aire, después la elegante costumbre de fumar tabaco inglés (…) y el nombre de Ramón (…). Se rodeó de una chaqueta de tweed, se vistió deportivamente y compró gadgets (aparatos) para resolver los problemas de higiene, la cocina, la calefacción, se volvió una autoridad en marcas de jabón de afeitar, la mejor gasolina para autos suecos, la sensibilidad adecuada de la película fotográfica en un día de niebla, se abonó a Times y a Life, se hizo una idea de Picasso, otra de los tocadiscos y las playas de veraneo y la alimentación y ahí va carrera arriba, subjefe, jefe, jefazo. Una voz sonora donde solamente unos pocos adivinan que la sonoridad le viene del agujero”. En este texto Julio Cortázar nos presenta un cuerpo que existe únicamente en tanto construido por un entramado de discursos sociales. El protagonista absorbe estos discursos que se van adhiriendo sobre su "vacuidad" y falta de cualquier tipo de cuestionamiento hasta finalmente adquirir consistencia corpórea. Observamos aquí a un cuerpo construido exclusivamente a partir de relaciones de docilidad-utilidad. Dependiente como el espacio subyugado. Talleres como el de Arturo Ortiz Struck o intervenciones de artistas como la del grupo El Group de Recherche d'Art Visuel, denominada
“un día en la calle” que presentan así: La ciudad, la calle, está cubierta por una trama de hábitos y de actos repetidos a diario. Pensamos que la gama de estos gestos rutinarios puede conducir a una pasividad total o crear una necesidad general de reacción. En esa trama de hechos repetidos y previstos de un día de París, queremos provocar deliberadamente una serie de acontecimientos puntuales. La vida de las grandes ciudades podría ser bombardeada de manera masiva (no con bombas), pero sí con situaciones nuevas, solicitando una participación y una respuesta de sus habitantes. No pensamos que nuestra tentativa sea suficiente para quebrar la rutina de un día de semana de París. Puede ser considerada solamente como un simple desplazamiento de situación, nos abren un momento de reflexión, de pensar el espacio para evitar hablar en el futuro de un mundo sin apoyos, resbaladizo…para evitar hablar del hombre subyugado.