viernes, 4 de marzo de 2016

Las Ciudades y la Cultura





“La ciudad se concibe tanto como un lugar para vivir, como un espacio imaginado. Y las representaciones simbólicas o imaginarios urbanos permiten entender cómo el ciudadano percibe y usa la ciudad y cómo elaboran de manera colectiva ciertas maneras de entender la ciudad subjetiva, la ciudad imaginada, que termina guiando con más fuerza los usos y los afectos que la ciudad “real”. Néstor García Canclini.

Se trata de entender la ciudad, además de otras estrategias como la  económica, la ciudadana o la turística,  también como una estrategia cultural. Pero asumiendo que “lo cultural” va más allá de lo que se diseña en las oficinas o dependencias específicamente culturales, que es indispensable “culturizar” los planes estratégicos y las visiones de futuro de la ciudad, y, además, conocer su dinámica cultural real para interactuar con ella. Lo cultural, en las ciudades contemporáneas, requieren entonces de una comprensión articulada entre: las políticas culturales y el marketing de la ciudad: la vocación económica.  Las políticas culturales y la equidad: la vocación democrática.  Las políticas culturales y los servicios y la oferta artística y del espectáculo: la vocación lúdica y del entretenimiento.  Las políticas culturales y las anomalías sociales, el racismo, la xenofobia, la violencia, la exclusión, etc.: la vocación civilizatoria.  Las políticas culturales, la ciudad y la organización local: la vocación ciudadana. Pudiéramos definir a las ciudades que han asumido la cultura como herramienta de desarrollo a partir de distintas vertientes. Una sería aquellas ciudades que están utilizando  la Agenda 21 de la Cultura en sus políticas urbanas, iniciativa que marca una forma de hacer ciudad con resultados a la vista. Otra vertiente sería la política de sus institutos de cultura como el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) que se ha consolidado como un referente de un nuevo modelo de gestión que incorpora, a la producción de servicios culturales, una nueva función: la de catalizar y liderar el conjunto amplio de agentes que configuran el sector de la cultura. Es decir hacer del Instituto de Cultura de Barcelona una organización relacional. En los últimos doce años, la ciudad de Bogotá ha sido reconocida internacionalmente por sus transformaciones tanto físicas como humanas. Se ha reforzado la dinámica cultural como parte fundamental del desarrollo humano integral y la calidad de vida de sus habitantes. “Bogotá ha encontrado en la cultura la mejor manera de construir convivencia y el mejor antídoto contra la solución violenta de los conflictos. Esta percepción de la cultura como eje estructurante de la vida social se expresa en los logros alcanzados en lo que respecta al mayor acatamiento de las normas básicas de convivencia, al mejoramiento de la seguridad y al orgullo que hoy sienten numerosas personas por su ciudad”. Estos textos pertenecen al documento Políticas Culturales Distritales (2004-2016) de la Alcaldía de Bogotá. Medellín, Colombia decide dejar, en el período 2004 –2007,  el manejo de la ciudad a un Movimiento Cívico Independiente (Compromiso Ciudadano), integrado por académicos y  líderes de organizaciones comunitarias. La comunidad eligió la continuidad de este proyecto para 2008 –2011. En la década de los 90 Medellín fue considerada como la ciudad “más violenta de América Latina”, asociada a violencia, cárteles de la mafia y con los sicarios que hacen pensar en una ciudad caótica, de alta peligrosidad y en estado permanente de guerra. Sin embargo, en los últimos años esto ha cambiado y la situación social y de orden público en las ciudades colombianas de Medellín y Bogotá, ha mejorado considerablemente.  A mediados del año 2001, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires puso en marcha el Plan Estratégico de Cultura “Buenos Aires Crea” con el objetivo de generar un ámbito de formulación de políticas estables y definidas para el largo plazo en materia de cultura. La visión de la ciudad deseada es la de un Buenos Aires que sea: “centro de creación, producción y difusión de la vida cultural de Latinoamérica y del mundo de habla hispana”. El plan estratégico de cultura de Montreal, titulado Montreal, metrópolis cultural, abarca un periodo de diez años entre 2005 y 2015. Su punto de partida es una ciudad en la que la cultura ya está presente, en gran medida, en la identidad, la historia, la memoria y la cohesión social de sus habitantes; una ciudad en la que la cultura ya se considera motor esencial de desarrollo y dinamismo económico; una ciudad que apuesta por mantener y reforzar este modelo, y que abre su plan estratégico de cultura afirmando que “la cultura está en el centro del porvenir de Montreal”.
El Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano comenta que la cultura puede influir en diferentes aspectos del desarrollo local: reforzando la identidad y la cohesión social, contribuyendo a la integración de las minorías y los desfavorecidos, mejorando la calidad de vida, generando empleo y contribuyendo a posicionar la ciudad de cara al exterior. Pero los ayuntamientos tienen una limitada capacidad de actuación en los diferentes ámbitos de la cultura. Por un lado, su incidencia es menor en los sectores culturalmente más relevantes como la industria cultural y mayor en los sectores menos rentables como las artes tradicionales y los servicios socioculturales. El ámbito de intervención cultural propiamente municipal es la difusión, pero se tienen que buscar fórmulas para intervenir en las fases del proceso cultural más desatendidas: la creación y la producción. La dimensión territorial de la cultura se explicita también desde la dinámica económica asociada al término de distrito cultural. Término bajo el cual se desarrollan proyectos urbanos en una zona de la ciudad en la que los espacios dedicados al arte y la cultura constituyen el principal atractivo. A últimas fechas en la ciudad de Tijuana, Baja California, hay iniciativas para reactivar los pasajes de la antigua Av. Revolución con proyectos culturales, iniciativas que apuntan precisamente a constituir un distrito de las artes. El caso del barrio de Temple Bar en Dublín es uno de los paradigmas que han servido de modelo en la creación del concepto de Distrito Cultural. Partiendo de fondos estructurales se ha convertido en todo un clásico de referencia de revitalización de centros urbanos y creación de empleo en el sector cultural. Otros ejemplos significativos son el Cultural Industries Quarter de Sheffield, San Telmo enBuenos Aires o el Raval en Barcelona.     “Desde el campo de la cultura, afirmamos la imperiosa necesidad de elevar de manera sustantiva la contribución de las políticas culturales a la generación de condiciones de mayor integración social”. Declaración de la VII Conferencia Iberoamericana de Cultura (Cochabamba, Bolivia, octubre 2003).
Armando García Orso


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