viernes, 10 de septiembre de 2010
El Patrimonio en riesgo
La gestión y evaluación del paisaje exige la necesaria convergencia de disciplinas en aras de delimitar los valores que la propia sociedad otorga al paisaje.MRG
En un periódico español aparecía un artículo que refleja la realidad actual en relación con la experiencia con el paisaje. El texto explicaba el desplazamiento en coche de una familia de cuatro miembros –el padre y la madre delante y los dos niños detrás– y los comentarios que surgían en la parte anterior y posterior del vehículo. Mientras que la madre y el padre –la madre menos que el padre porque era quien conducía– hablaban de las sensaciones que les despertaba el paisaje exterior que se divisaba a través de los cristales del vehículo, los dos niños fijaban su mirada en una pequeña pantalla incrustada en la parte posterior del respaldo del asiento delantero. Se trataba de un DVD portátil donde se proyectaba una película de dibujos animados. Posteriormente, esta película dio paso a una sesión de videojuegos con la consola portátil de turno y así hasta la llegada al destino. ¿Cuál ha sido la percepción del paisaje en los dos casos? En el caso de los padres, la percepción del paisaje ha sido “real”, mientras que los jóvenes viajeros sólo podrán explicar los paisajes que han aparecido en la película de dibujos animados o bien en el videojuego de turno. ¿Los jóvenes perciben paisajes únicamente virtuales y por tanto inducidos y/o prefabricados? ¿Las nuevas generaciones prestan atención a los paisajes que envuelven su realidad cotidiana? ¿Cuál es la “experiencia del paisaje” en estos tiempos? Podemos decir como lo comentan Marta Rizo García y Jordi de San Eugenio Vela , que “La cultura multimedia ha multiplicado las posibilidades del paisaje representado, del paisaje comunicado digitalmente, para bien y para mal, ya que se constata, en muchos casos la vivencia del paisaje de los jóvenes a través de una pantalla de cristal líquido en lo que se podría considerar como el gran parque temático del paisaje o del espacio de las imágenes inducidas. En este contexto resulta adecuado plantearse un análisis del discurso de las nuevas generaciones en relación con el proceso de retroalimentación que se desprende de la vivencia con sus paisajes (reales o virtuales) así como entrever en qué grado se produce una disneylización (trastorno) de la percepción de los paisajes existentes entre la población más joven”. Pero esto no es todo, la propia percepción del paisaje por parte de los productores en el Valle de Guadalupe comienza a distorsionarse en donde el paisaje se toma como escenario y no como el sitio de la cultura de la vid y el vino, como creación colectiva, llena de vitalidad, que abarca los campos de las artes, de las ciencias, del trabajo, de las celebraciones, de los vínculos de sociabilidad. En la perspectiva de los paisajes culturales la región del Valle de Guadalupe puede interpretarse desde posiciones interdisciplinarias diversas como lo son la historia, la geografía, la economía, la industria, los estudios territoriales, el urbanismo y la arquitectura. El concepto de paisaje cultural se aplica a un ámbito geográfico asociado con eventos, actividades, personajes históricos, asentamientos, edificios, como signos de una ocupación del territorio, que contienen valores estéticos y culturales. En un artículo anterior comentaba que en la sociedad del espectáculo los individuos son encaminados a una existencia pasiva dentro de la sociedad de consumo dejando a un lado la crítica o la reflexión para determinar si lo que estamos viviendo en un momento determinado es real o sólo una situación encaminada a hacernos consumir determinado producto. La Vendimia dentro de esta industria cultural se asocia erróneamente a la visita de las bodegas y al espectáculo, reduciendo así su significado, como reducir la gastronomía a la cocina. A lo anterior se debe la inclusión, en las rutas gastronómicas y alimentarias en otros países, de los centros de interpretación, para dar al visitante una visión amplia de su impacto cultural. Las fiestas de la vendimia próximas a celebrarse, es un buen momento para reflexionar en torno a un patrimonio de todos y replantear estrategias y visiones para alcanzar objetivos más profundos. Este es el único camino para un área de condiciones frágiles pero con un gran potencial, llena de significados y
enormes proyecciones económicas y culturales.
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