sábado, 29 de mayo de 2010

Como me ves, yo no te veo… ver ya no es creer




La experiencia de sentir lo sublime demanda una sensibilidad hacia las ideas que no es natural, sino que se adquiere a través de la cultura. Lyotard.

En este momento en que la imagen desplaza la supremacía del texto el arte adquiere una importancia mayor como vehículo de comunicación. Podríamos decir que una superabundancia de imágenes caracterizaría el momento posmoderno, en el que la imagen se transforma en el vehículo principal para la difusión de mensajes. Ahora la experiencia humana es más visual y está más visualizada que antes: "La vida moderna se desarrolla en la pantalla", dice Nicholas Mirzoeff, un estudioso de la cultura visual, para luego agregar que hay cámaras ubicadas en cajeros automáticos, centros comerciales, autopistas, supermercados. Ahora la experiencia humana es más visual y está más visualizada que antes”. Los ejemplos son múltiples, desde la progresiva y constante vigilancia visual en los países industrializados como lo indica Mirzoeff hasta el creciente uso y familiaridad de las personas con las tradicionales cámaras fotográficas digitales, el internet y los celulares conectados a la red. La vida cotidiana se está volcando a lo visual, tanto el trabajo como el tiempo libre están centrándose en los medios visuales de comunicación, desde los computadores al DVD, pasando por imágenes satelitales y usos en medicina al visualizar el interior del cuerpo humano. La cultura visual enfoca nuestra atención más allá de las formas estructuradas como el cine o las galerías de arte y se dirige a la experiencia visual de todos los días y como habíamos comentado antes, las imágenes captadas a través de una cámara de cine o fotografía ya no son garantía de una realidad porque todos sabemos que pueden ser fácilmente manipulables. La importancia dada a la imagen me hace recordar al monje Gerónimo Savonarola que fue quemado en el siglo XV y quien se oponía a la destrucción de las obras de arte de grandes maestros con la consigna de ser imágenes “perversas” o podemos recordar al senador norteamericano Jesse Helms que solicitó disminuir el presupuesto de la National Endowment for the Arts por patrocinar la obra fotográfica de Robert Mapplethorpe. En un recorrido por la exposición de la IX Bienal Monterrey FEMSA, actualmente en el Centro Cultural Tijuana, se le comentó al crítico y jurado de la Bienal, Xavier Moissen, que no se entendían algunas obras del arte contemporáneo y éste contesta que el contemplar al arte contemporáneo puede ser como ver por primera vez un partido de beisbol, seguro nos resultará pavoroso y sin sentido, pero en la medida que entendemos los significados y los objetivos nos puede atrapar y hasta fascinarnos. De esta manera podemos concluir que ver no es creer sino interpretar. Las imágenes visuales pueden ser atractivas o significantes en la medida que podamos interpretarlas de forma exitosa. Los momentos que puede ofrecernos una imagen pueden ser intensos y de un gran poder evocador lleno de admiración, inquietud, terror y deseo, en una palabra…sublime.

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