sábado, 29 de mayo de 2010

PEDRO FRIEDEBERG




Es una falta de cultura generalizada, una aceptación de cualquier vulgaridad, una ignorancia total. El nivel educativo ha bajado muchísimo, ya no se enseña historia del arte, ni estética; entonces, cómo pueden saber lo que es bello y lo que es feo, lo que es aceptable y lo que no lo es. PF

El 31 de enero de 2010 terminó, en el Palacio de Bellas Artes en la ciudad de México, la exposición Pedro Friedeberg: arquitecto de confusiones impecables, a la par de la presentación del libro "Pedro Friedeberg", publicado por Trilce Ediciones con apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo de Cultura Económica. El libro explica por qué es relevante Pedro Friedeberg dentro de la historia del arte mundial. Lo mismo se puede observar en la exposición que integra una selección de 185 piezas entre pinturas, obra en papel, serigrafías, ensamblajes y mobiliario que dan testimonio de la propuesta original y creativa de Friedeberg. No quise dejar pasar la oportunidad de hablar de este artista singular de quien el arquitecto Fernando González Gortazar dijo : “Es un hombre de pocas palabras verbales pero infinitas palabras visuales y cuando brotan ambas revelan su inteligencia y sabiduría. Es como un alivio encontrar a alguien cuya declaración de fidelidad a sí mismo se da en cada respiro y pincelada. Nos narra cuentos de hadas con voz de matemático. En sus obras hay un delirio razonado, son piezas cerebrales”. En mi adolescencia pensaba que el arte no iba más allá de Rembrandt o Tiziano hasta que precisamente conocí la obra de Friedeberg, me abrió otro mundo, otra manera de pensar, se convirtió en un eje de dónde partir y en la medida que conocía su obra más me convencía de su importancia. En una etapa de inseguridad natural me dio la confianza de poder volar sin límites como él lo ha hecho en su obra. Los espacios en su obra son mágicos y su incursión en el diseño industrial marca una diferencia y un punto de atracción para el mundo del diseño. Es inconcebible que no se le tome en cuenta, que las nuevas generaciones no le conozcan. Pedro Friedeberg nace en Florencia, Italia, el 11 de enero de 1936, hijo de padres judíos alemanes refugiados en Italia. Llega a México en 1940. Remedios Varo fue quien indujo a Friedeberg a realizar en 1959 su primera exposición individual en la Galería Diana. A lo largo de los años su obra ha mantenido su esencia: “Mi estilo siempre ha sido arquitectónico porque estudié arquitectura (en la Universidad Iberoamericana). Admirador de Piranesi y la familia Canaleto, Friedeberg reconoce que hay muchas interpretaciones detrás de cada obra, “por lo general sarcásticas o irónicas”. El cuadro titulado Mil casas para mil pendejos es “una burla de esas casas que hacen por millares para que habite la sobrepoblación del siglo XXI”. Habla diecisiete idiomas, incluido el esperanto y el volapük, que es una forma de esperanto. Marcado por el surrealismo, Pedro Friedeberg presenta su icono más emblemático: la Silla-mano, que en un principio proyectó como escultura, pero por su forma se le dio un uso de silla. Dado su impacto, tras mezclar lo lúdico, lo serio y lo “chiflado”, muchas personas empezaron a pedirle una copia de ese diseño. Roman Polansky se encuentra entre sus coleccionistas.James Oles, curador de la muestra, aseguró que la pieza, realizada por el artista en 1961, no es poca cosa, pues “todo el mundo la identifica como uno de los diseños mexicanos más emblemáticos y reconocidos del orbe”. Es la pieza más famosa de Pedro. La conocen en todo el mundo desde los años 60 en que él la concibió. Esta silla, en forma de mano humana monumental, le dio fama mundial hace medio siglo y sigue vigente. La conocí en Francia y hoy, es un privilegio sentir cómo se va poniendo tibia la mano en la que estoy sentado". A principios de los años 90’s participé en un concurso de arte miniatura en Canadá y fue para mi un honor y un privilegio haber obtenido una mención honorífica en la categoría de collage, junto con Pedro Friedeberg, las dos únicas, por cierto, de dos mexicanos, el alumno y el maestro. Es importante revisar la obra de este artista, es una lección de la disciplina y el oficio, de la libertad creativa y la pasión por la vida. Sólo puedo terminar diciendo: Gracias Pedro

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