domingo, 16 de mayo de 2010

Cuando la industria es cultural…la ciudad es creativa




Existen diversas definiciones de industrias culturales. En sentido amplio, podemos caracterizarlas como el conjunto de actividades de producción, comercialización y comunicación en gran escala de mensajes y bienes culturales que favorecen la difusión masiva, nacional e internacional, de la información y el entretenimiento, y el acceso creciente de las mayorías. Es ya un consenso internacional que las industrias culturales son el sector más dinámico del desarrollo social y económico de la cultura, el que atrae más inversiones, genera mayor número de empleos e influye a audiencias más amplias en todos los países. Canadá se negó a incluir las industrias culturales en las negociaciones del Tratado, como ya había ocurrido antes con su acuerdo bilateral anterior con Estados Unidos. Aunque a México no le importó que se negociaran o no las industrias culturales, éstas quedaron en general afuera del TLC de manera explícita, aunque hubo aspectos como los referidos a derechos de autor o sobre telecomunicaciones, que tenían alguna relevancia con respecto al sector audiovisual (cine, televisión y video).En la medida en que los canadienses han considerado que las industrias culturales, incluido por supuesto el sector audiovisual, tienen implicaciones en torno a las identidades culturales, aquellas se han excluido de todo tratado internacional de comercio suscrito por Canadá. En el Seminario Malraux que debe su nombre al escritor que fue ministro de Cultura francés en la época del general Charles de Gaulle, se comentó sobre los retos que ha tenido que enfrentar el Francia para defender su producción cultural de la globalización y, principalmente del mercado estadounidense. Salieron asimismo las diferencias: mientras México destina 0.05 por ciento del PIB a la cultura, Francia invierte más de 3 por ciento del presupuesto del Estado; en tanto que para los negociadores mexicanos no fueron relevantes los temas de comunicación y cultura en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, los franceses crearon una ley de excepción para que sus bienes y servicios culturales no entraran en las negociaciones del libre mercado. Por su dimensión internacional, resultan ser un elemento determinante para el futuro en lo que se refiere a libertad de expresión, diversidad cultural y desarrollo económico. Si la mundialización de los intercambios y las nuevas tecnologías abre nuevas perspectivas positivas, también genera nuevas asimetrías. En este momento el sector cultural del país resiente un recorte presupuestal de magnitud histórica y que deja a las industrias culturales prácticamente paralizadas. Y vemos la otra cara de la moneda, para variar: en Argentina se crea el Laboratorio de Industrias Culturales con el objetivo de realizar investigaciones que sirvan de insumo para el diseño e implementación de políticas públicas destinadas a fomentar y proteger aquellas actividades económico culturales que ven amenazadas sus posibilidades de sostenimiento y desarrollo.
Asimismo, el Laboratorio incluye la sección de Promoción de Industrias Culturales que incluye la Red Virtual de Industrias Culturales , donde inscribir y buscar proyectos, la Guía de Recursos –con información ampliada y variada sobre organismos, instituciones, subsidios y créditos, entre otros-, y la colección de módulos de formación para emprendedores culturales Caja de Herramientas.
Las editoriales, librerías, sellos musicales, disqueras, cines, productoras cinematográficas y redacciones de diarios y revistas son un sector industrial como cualquier otro, ya que producen bienes y servicios que buscan rentabilidad económica. Pero, al mismo tiempo , y aquí es donde reviste su particularidad, su producción es también creación cultural, generadora de valores y creencias. Cali, Colombia, se convertirá en un importante referente cultural y asumirá el proyecto piloto de las industrias culturales en el país. Cali lanza este proyecto que hará de las industrias culturales el motor de desarrollo económico y social de la ciudad.
El proyecto de Cali se convertirá en el segundo que se pone en marcha en el continente, como una estrategia del Banco Interamericano de Desarrollo-BID para desarrollar las industrias culturales en Latinoamérica, precedido por Quito, que desarrolló un programa similar para revitalizar y aprovechar su centro histórico, basado en su patrimonio histórico y cultural. Sin embargo, lo que hace más interesante el desarrollo de las industrias culturales en Cali, es la posibilidad de que estas reactiven social y económicamente a la ciudad. No con recortes presupuestales sino con iniciativas e inversión. Para la ministra de Cultura, es clara la importancia de las industrias culturales: "Se estima que generan el 7 por ciento del PIB mundial (Europa entre el 5,5 y el 6% del PIB, una cifra que en Estados Unidos asciende y oscila entre el 7 y el 8%). En América Latina y el Caribe la contribución promedio al PIB solo está entre 3,5 y 4%, así que lo que vemos es una enorme oportunidad de generar valor económico alrededor de la cultura, y de paso, visibilizar nuestra diversidad, afianzar nuestra identidad e internacionalizar la riqueza cultural de Colombia". En España se lanza el Programa de Ayudas a la Internacionalización de las Empresas Culturales que incluye ayudas a la inversión en capital para promover la modernización, innovación y adaptación tecnológica de las industrias culturales. Si deseamos una ciudad creativa hay que insistir en lo fundamental, concentrar los esfuerzos en incentivar las industrias culturales a través de programas consensados que estimulen las propuestas creativas, sin dejarlas en un cajón olvidadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario