domingo, 16 de mayo de 2010

LA ARQUITECTURA Y EL CINE.




Cuando era adolescente mi padre me llevó al cine a ver una película cuya trama se desarrollaba enteramente en un vagón de tren, no había otro espacio más en la pantalla y sin embargo la calidad, la intensidad de este espacio variaba según la luz, las sombras, el ángulo de visión del protagonista. Hasta ese momento no me imaginaba que en un solo espacio se podía contener tantos matices, fue mi primer encuentro con los valores del espacio en la arquitectura y el manejo de los mismos en el cine.
El cine puede modificar nuestro concepto de la arquitectura, es parte de nuestro mundo visual y tiende a marcar muchas de las expectativas visuales de la sociedad, caso concreto fue la influencia del estilo arquitectónico de California, el ¨spanish revival¨ que se posicionó en la sociedad californiana y más tarde se popularizó por todo el mundo gracias al cine.
En prácticamente todas las películas hay imágenes de experiencia del espacio tanto interior como exterior. La arquitectura más poderosa cinematográficamente hablando, se esconde, normalmente, tras la representación de asuntos comunes y no en la exposición específica de los espacios o edificios de mérito arquitectónico excepcional.
Ahora que se expone el trabajo de Gabriel Figueroa en el Centro Cultural Tijuana es un buen motivo para conocer el excelente manejo del espacio en el cine de este gran camarógrafo mexicano. De ¨Allá en el Rancho Grande¨ (1938) al ¨Salón México¨ (1949), de ¨Pueblerina¨ (1950) al ¨Escapulario¨(1968), Gabriel Figueroa acentúa, con una magia propia, el espacio arquitectónico. Lo convierte en parte esencial de la trama, el manejo de sus espacios acrecienta o disminuye su intensidad. Creó un interés mundial por la arquitectura popular mexicana a través del cine y aún en estos tiempos estas imágenes permanecen en el inconsciente extranjero como la realidad mexicana.
La arquitectura y el cine se acercan no sólo por su naturaleza espacio-temporal sino porque, fundamentalmente, ambos articulan el espacio que se vive, que es siempre una combinación del espacio exterior y el espacio mental, un espacio donde se conjuga lo que se experimenta, lo que se recuerda y lo que se imagina, elementos esenciales al diseñar un espacio nuevo.
La arquitectura en el cine nos ayuda a entender y valorar más el contenido que el contenedor, los atributos del espacio más que la forma resultante. Nos da la oprtunidad de ponerle atención a la arquitectura y estudiarla desde diferentes perspectivas y simultáneamente podemos estudiar cómo los no-arquitectos perciben el espacio.
Las películas ¨Metrópolis¨, ¨Horizontes Perdidos¨, ¨El Gabinete del Dr. Caligari¨, ¨Blade Runner¨, ¨El Espinazo del Diablo¨ ¨El Resplandor¨, ¨El Pasajero¨entre otras y su distribución masiva, permiten comunicar ideas arquitectónicas al público en general con mayor impacto que una revista especializada o una exhibición de museo.
En 2007 (por cierto el centenario de Gabriel Figueroa) la Fundación Telefónica, en España, llevó a cabo el ciclo de cine y arquitectura Paradigmas, el desarrollo de la modernidad arquitectónica visto a través de la historia del cine dividida cronológicamente en tres grandes secciones, centradas respectivamente en la era de las Vanguardias, el período de Posguerra e institucionalización del Movimiento Moderno y la situación mestiza y compleja de la “globalización” durante el último cuarto del siglo XX. A su vez, cada una de estas tres secciones se ilustra a través de dos temas opuestos o enfrentados que exploran los caminos divergentes de la arquitectura real y de las proyecciones arquitectónicas fantásticas. Este tipo de programas dan muestra de la importancia del tema, además nos podemos encontrar libros y documentos importantes sobre la arquitectura y el cine que nos llevan de la mano por este mundo fantástico.
Por lo pronto veamos una película de Gabriel Figueroa, será una verdadera sorpresa.

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