sábado, 29 de mayo de 2010

El espacio que todos creamos.

La comunidad perfecta es la polis…, surgió para satisfacer las necesidades vitales del hombre, pero su finalidad es permitirle vivir bien… Aristóteles / La Política

Escuchamos con frecuencia, hablando de las problemáticas de la ciudad, que los cambios son imposibles, afirmación que viene a ser como una justificación para no actuar. Es distinto asumir la actitud de conocer los cambios que se tienen qué hacer y tomar la responsabilidad de implementar lo necesario para hacerlo. La primera actitud nos lleva a un nivel de conformismo que no beneficia a nadie, y la ciudad puede continuar con sus mismas problemáticas por años y años. En las pasadas jornadas universitarias en torno al tema de la violencia de género, actividad paralela a la exposición Violencia, Arte y Mujer, en el Centro Cultural Tijuana-Cecut, una de las ponentes comentaba la importancia de abrir estos espacios de reflexión y debate como principio fundamental para que la problemática se prevenga o se resuelva. Ciudad Juárez, Chihuahua, es un ejemplo donde se perdieron estos espacios, que tiene qué ver con un proceso cultural. Ya se lo decía un ciudadano al Presidente “la solución no es por este camino” y se refería a enfrentar la violencia con violencia y en sus palabras comentaba que la solución era a través de la educación y la cultura, como lo hemos comentado en muchas ocasiones por este medio. Y la conformación de la sociedad dentro de la ciudad permite o no abrir estos espacios. Jordi Borja en su libro La ciudad conquistada hace referencia a tres tipos de ciudades que co-existen en nuestros territorios contemporáneos: tres ciudades en el imaginario colectivo: la oficial de las jurisdicciones administrativas y las cartografías políticas, la real de la experiencia metropolitana de las transferencias y la flexibilidad productiva, la ideal (en el sentido de virtual o construcción mental) que todos construimos con nuestro deseo y percepción, la ciudad de los mapas mentales. En esta última yo considero es donde se crean los puntos de partida, los proyectos, las iniciativas, donde se toma partido por la inclusión y la diversidad, donde se compromete al urbanismo en la superación de las discriminaciones étnicas, de género y de edad, en la creación de entornos seguros, en la generación de empleos, en el respeto de las diversidades individuales y colectivas. Jordi Borja propone unos instrumentos y marcos como apoyos a la toma de decisiones: a) El acrecentamiento y cualificación del espacio público, en sus aspectos físico - representativo, político y social. El espacio físico de sutura entre las tramas disconexas del crecimiento periurbano, pero también el espacio político de la convivencia, el conflicto y la diversidad, b) La innovación política, comprehensiva y no negadora del conflicto. Borja fue el responsable del plan de descentralización de Barcelona, una de las claves del mejor urbanismo de los 80; hoy postula otras operaciones de subsidiariedad y complementación, de reconocimiento y legalización de los continuos urbanos y las redes territoriales discontinuas, con un sentido más contractual que burocrático y jerárquico, c) Una postura holística de la ciudad, totalizadora pero respetuosa de la diversidad, que supera los unilateralismos del marketing de imágenes urbanas, el urbanismo de productos sueltos y las visiones aisladas, las nuevas urbanizaciones de iguales viviendo entre iguales, protegidos y separados de los "otros", d)La reivindicación a ultranza de la ciudadanía, colocada incluso por encima de la instancia estatal, al proponer que las ciudades y territorios estén en condiciones de extenderla, aceptando la riqueza extraordinaria de la inmigración y su aporte a las sociedades que "tienen la suerte" de recibirla. Una ciudadanía global que suma los problemas del mundo como propios. Erich Fromm afirma que nuestra sociedad tiene miedo a tomar decisiones y adquirir responsabilidades: el miedo a la libertad. La participación es algo que tenemos que reaprender, porque las relaciones que mantenemos con nuestro entorno social son la medida de nuestra libertad. Cuando observamos los problemas de nuestro barrio, casi nunca proponemos soluciones. La razón de esta situación es según Michael Walzer, uno de los filósofos más destacados en los últimos años dentro del ámbito de la teoría política, la caída de las organizaciones voluntarias de la Sociedad Civil (familia, amistad, vecindad, cooperativas, asociaciones, movimientos sociales etc.) imposibles de sustituir por cualquier sistema estatal o económico. Es en esta Sociedad Civil donde se da la fragmentación y el conflicto, pero además las solidaridades concretas y auténticas. Los lazos de identidad que construye el individuo necesitan variados escenarios. Es su carácter de heterogeneidad lo que permite desarrollar diferentes modelos de vida plena. Cada uno de nosotros los elige consciente y voluntariamente, por lo tanto, proteger y estimular los espacios de complejidad dentro de la ciudad ayuda a construir una ciudad más participativa. Ciudadanía global a través de las organizaciones locales como cimiento del espacio que todos estamos construyendo.

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